Hoy abrí mi cajón de sentimientos. Algunos se preguntarán que hago con un cajón de sentimientos, si no hay que guardarlos, sino expresarlos, liberarlos. Mi respuesta es sencilla. Uno a veces no puede expresar lo que siente, ya sea porque no debe, o simplemente no tiene palabras o gestos para demostrarlos. Por ese motivo es que mi cajón esta lleno de pensamientos, sentimientos, enojos, alegrías, lágrimas. Muchos ya se deshicieron, se desintegraron, dejándole ese lugar a otros nuevos.
Es por eso que abro mi cajón y mediante estas palabras me libero de todo esto que llevo dentro guardándolas en él.
Tal vez no logren entender que se siente tener que guardarse todo dentro de uno, sin poder gritarle al mundo lo mucho que te quiero. Esa horrible opresión en el pecho. Me encantaría decirle al mundo cuánto te admiro por el valor que tienes de seguir adelante, de luchar todos los días, de vivir la vida con una sonrisa. Las lágrimas que derrame por contener tantas palabras que no puedo decirte. Las risas que deje escapar, encerrada en mi pieza, recordando momentos vividos junto a vos. O esa estúpida sonrisa que se dibuja en mi rostro cada vez que hablo con vos. Eres una persona increíble. Sólo tienes que dejar de preocuparte por el que dirán y el futuro y comenzar a vivir la vida con pasión, seguir a tu corazón y vivir el hoy. Cada vez que pienso en vos, un nudito se ata en mi panza. Esa sensación de angustia, de tristeza, de desconsuelo, por no poder expresarte todo lo que siento, por no poder decirte todo lo que cruza por mi mente. Esas ganas de ir corriendo hasta tu casa y darte un abrazo de esos que te demuestran que estoy con vos, cuando lo necesites.
Hoy, la mayor parte de mi cajón, la ocupan palabras que no puedo decirte. Es
tan grande el cariño que siento por ti que no sé como expresarlo. Pero
también sé que no debo decirtelo. Es por eso que prefiero guardar ese
afecto en mi cajón. Con una lágrima hago girar la llave y lo guardo.
SB*
sábado, 27 de julio de 2013
lunes, 20 de mayo de 2013
En el silencio.
¿Cómo evitar lo que siento? ¿Cómo evitar gritarle al mundo
lo que eres para mí? Uno siempre dice que no va a volver a tropezar con la
misma piedra. Pero uno, a veces, se puede equivocar. Suelo pensar que me gusta
sufrir, que no logro aprender las lecciones de vida por las cuales voy pasando.
Hasta he llegado a pensar que me gusta tropezar con la misma piedra, y que
estoy enamorada de ella. Me dije a mi misma “no volverá a ocurrir”, y allí me
vi, tendida de nuevo en el suelo, intentando disimular mi caída. Uno se cree
muy fuerte, capacitado para eludir los errores, hasta que se da cuenta de que
no lo es. Es ahí donde chocamos con la realidad de lo que en verdad somos, de lo
que en verdad sentimos.
Ya nada volverá a ser lo mismo, ya nada volverá a ser como
antes. Ya eres parte de mi vida, ya no hay vuelta atrás. Siempre serás parte de
ella, ya sea como un triste pasado, como un alegre presente, o como un incierto
futuro. Ya no hay forma de que salgas. Y tampoco quiero que lo hagas. A pesar
del poco tiempo que nos separa desde el día en que nos conocimos, aprendí a
valorarte y quererte tal y como eres, con tus locuras, tus caprichos, tus
planteos, tus defectos, tus virtudes. Pude encontrar en vos, a una persona que
me estaba haciendo falta. Alguien con quien poder hablar horas y horas, olvidándome
de los problemas cotidianos. Alguien que supo escucharme sin importarle la hora
que sea y el motivo por el cual le hable. Alguien que supo aconsejarme en todo
momento. Alguien que me brindo toda su confianza. Alguien que se mostró tal
cual era, que fue transparente como un cristal y sincero como un niño. Alguien con
quien poder reír sin motivo. Alguien con el cual me sentía cómoda. Alguien que
me hizo sentir como una mujer. Alguien que me trata con cariño, con ternura. Alguien
que me respeta ante todas las cosas. Alguien que me valora por lo que soy como
persona. Alguien con el cual disfruto mí tiempo a su lado, como si fueran los últimos
segundos de vida. Alguien que sé que no me va a fallar, que siempre va a estar,
tanto en los buenos, como en los malos momentos. Alguien a quien me dolería perder.
Alguien con el cual me gustaría compartir el resto de mis años, sin importar el
tipo de relación. Alguien al cual nunca, pase lo que pase, voy a olvidar.
Aunque todos estos sentimientos queden en el silencio, en
aquel rincón, quería que aunque sea vos, supieras que existen.
SB
sábado, 18 de mayo de 2013
Ya no
No quiero ser otra más en tu larga lista de personas a las cuales decís querer. Quiero ser aquella persona, que llene tus vacíos y complazca tus gustos, pero no cuando vos quieras. No cuando las demás personas te hayan dicho que no. Sino que quiero hacerlo en todo momento. No soy un trapo de piso, que limpia derrames de los demás. No soy marioneta de nadie. No soy muñeca de madera. Tengo sentimientos, tengo un corazón. Uno que ya has roto más de una vez, y aún así te sigue perdonando, te sigue queriendo como sí nada malo hubieras hecho. Sabes que siempre voy a estar cuando me llames. Pero hoy, me cansé, dije basta. Ya no más salir corriendo a buscarte. No me digas que me queres, demostrámelo. No me digas que te importo, demostrámelo. Me siento usada. Duele sentir eso de una persona a la cual aprecias. Me decís que no es así, pero las actitudes demuestran que si. ¿Cómo pensar distinto ante situaciones que muestran lo contrario? Espero que no sea tarde cuando te des cuenta de las cosas. No me gustaría perderte. Me dolería. A veces solemos cegarnos, sin mirar más allá de la fantasía. No logramos ver la realidad. Es difícil cuando amas a la persona que te hace daño. Preferimos el dolor, el sufrimiento, a aceptar que nos lastima. Muchas veces el amor es más fuerte. Nos hace estúpidos. Nos hace ver realidades distorsionadas. Vivimos en un mundo de fantasía, hasta que de golpe chocamos con la cruda verdad. Y ahí es donde más nos duele, saber que estuvimos viviendo en una gran mentira. Ya no quiero sufrir por algo que quiero. No nací para eso. Me enseñaron que lo que queremos, SIEMPRE nos hace bien.
SB
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